martes, 13 de octubre de 2009

Agentes betabloqueantes

Los inhibidores beta-adrenérgicos inhiben el efecto de los estímulos beta-adrenérgicos en varios órganos. Además estos receptores son de dos tipos: b1 y b2, que se encuentran en diferentes órganos:


Tabla 1 - Localización de los receptores b y respuestas a su activación.

Los inhibidores beta-adrenérgicos bloquean estos efectos en distinta magnitud, dependiendo del fármaco específico usado y el tipo de betareceptor que es inhibido. Los efectos que producen estos fármacos sobre el organismo los podemos clasificar en:

1. EFECTOS CARDIOVASCULARES:

Reducen la frecuencia cardiaca al actuar sobre el nodo sinusal. Disminuyen la contralidad del miocardio, la velocidad de expulsión sistólica y la velocidad de elevación de la presión intraventricular. Por todo ello reducen el gasto cardiaco con independencia de la disminución de la frecuencia cardiaca. La reducción de la frecuencia y de la contractilidad miocárdica contribuyen a disminuir el trabajo cardiaco y el consumo de O2 miocárdico. El bloqueo beta supone, además, una reducción en la velocidad de conducción en el nodo AV, por lo que aumenta el espacio PR del EKG. Estos fármacos elevan la resistencia vascular periférica como consecuencia refleja de la disminución del gasto cardiaco y porque, al bloquear el tono vascular b-adrenérgico de algunos territorios, prevalece el tono alfa vasoconstrictor. Sin embargo, la administración crónica de estos fármacos en pacientes hipertensos provoca, una disminución de la resistencia vascular periférica que reduce la presión arterial.

2. EFECTOS BRONQUIAL Y UTERINO:

Los b-bloqueantes reducen el tono broncodilatador, aumentando la resistencia bronquial en pacientes broncospásticos. Lo mismo puede suceder con el tono uterino. Estos efectos no aparecen o se dan en menor grado si se emplean bloqueantes selectivos de los receptores b1.

3. EFECTOS METABÓLICOS Y HORMONALES:

Puesto que la liberación de insulina inducida por catecolaminas es un efecto b2, cabría deducir que los bloqueantes b provocarían una diabetes en personas susceptibles o que alterarían el control de la glucemia en diabéticos. Sin embargo, no favorecen la aparición de diabetes, pero si reducen la tolerancia a la glucosa en diabéticos.

Los bloqueantes b, al inhibir la lipolisis, bloquean la liberación de ácidos grasos libres que se produce durante el ejercicio o el estrés. La administración de este tipo de fármacos puede provocar un aumento de los triglicéridos totales plasmáticos.

4. EFECTOS SOBRE LA FUNCIÓN RENAL:

Provocan en general una reducción del flujo plasmático renal y de la velocidad de flitración glomerular. Por lo general estos efectos carecen de trascendencia clínica.

5. OTRAS ACCIONES FARMACOLÓGICAS:

Reducen la presión intraocular, especialmente en ojos glaucomatosos, disminuyen la producción de humor acuoso, pero también facilitan su drenaje. Poseen una clara acción antitremorígera por el bloqueo de los receptores b2 en el músculo esquelético. Reducen además la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno, desplazando hacia la derecha la curva de disociación de la hemoglobina; no se sabe si esto podría facilitar la fijación del oxígeno en los tejidos.

Se dispone de diferentes tipos de betabloqueantes. El acebutolol, atenolol, betaxalol, bisoprolol y metoprolol son más activos en la inhibición de los b1 receptores en el músculo cardiaco (selectividad cardiaca, así como en otros músculos lisos) que de los receptores b2, que afectan a los vasos sanguíneos periféricos y al músculo liso bronquial. Teóricamente, la selectividad cardiaca reduce los efectos de los bloqueantes b2 sobre la función pulmonar y los vasos periféricos, aunque la mayoría la mayoría de las investigaciones apuntan a que estos fámacos no se deben usar en:

1. Pacientes con asma: puesto que el asma puede empeorar ante el bloueo de los agonistas b2, aunque sea débil.
2. Pacientes con enfermedad arterial periférica grave, donde el bloque, aunque parcial, de los receptores b2 deja sin oposición a los receptores alfa (vasoconstrictores), empeorando la enfermedad arterial periférica.
3. Pacientes con fenómeno de Raynaud.
4. Pacientes con diabetes insulino dependiente

En general, la disminución de la vascularización periférica o del flujo aéreo pulmonar es menor con los fármacos cardioselectivos que con los no cardioselectivos, aun cuando la selección no es completa en ninguno de los casos.

En general, los inhibidores b-adrenérgicos son bien tolerados, aunque algunos pacientes desarrollan efectos secundarios molestos, especialmente cuando se emplean a dosis elevadas. Los principales efectos secundarios se pueden clasificar en:

1.

PULMONARES: los b-bloqueantes no cardioselectivos pueden producir acortamiento sintomático de la respiración o asma en pacientes susceptibles a la disminución del flujo aéreo. Estos fármacos no se deben emplear por tanto en pacientes con asma o con EPOC. Los b-bloqueantes cardioselectivos parecen afectar el flujo de aire en menor grado.

2.

CARDIACOS: se pueden subdividir en:

*

Bradicardia - no es recomendable el empleo de b-bloqueantes en el tratamiento inicial de los pacientes con frecuencias cardiacas en reposo de 50 a 55.
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Fatiga muscular - la disminución en el gasto cardiaco y del riego sanguíneo en los grupos musculares periféricos puede dar como resultado la sensación de fatiga muscular. Este es, probablemente, el efecto secundario más molesto de estos fármacos, sobre todo en personas acostumbradas a la realización de ejercicio vigoroso.

*

Disminución de la velocidad de conducción AV - puede conducir al empeoramiento de los bloqueos cardiacos. Los b-bloqueantes no se deben usar nunca en pacientes con un bloqueo cardiaco de 2º y 3º grado.

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Efectos centrales - se pueden observar pesadillas, insomnio o sueños vívidos. Algunos estudios afirman que la depresión es un efecto secundario común de los b-bloqueantes, aunque esto no queda completamente en ninguno de ellos. Existe también cierta evidencia de que las alteraciones del sistema nervioso central son menos comunes con los b-bloqueanes menos liposolubles.


3.

METABÓLICOS: a largo plazo se ha observado un aumento de los niveles de trigliceridos, así como un aumentode los niveles de HDL en pacientes tratados con b-bloqueantes, aumque no se ha determinado la importancia clínica de estos cambios. Asimismo estos fármacos pueden enmascarar síntomas de hipoglucemia inducida por insulina en el caso de pacientes con DMID. El temblor y la taquicardia, asociados a la liberación de catecolaminas, se pueden bloquear o eliminar con los inhibidores b-adrenérgicos, aunque estos no disminuyen la sudoración.

4.

RENALES: en pacientes con tratamiento de b-bloqueantes hay una disminución del flujo sanguíneo renal, posiblemente como parte de una vasoconstricción refleja.

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