lunes, 14 de septiembre de 2009

Infarto agudo del miocardio y trombolisis en la unidad de trauma shock.3

En 1060 casos de 35 unidades coronarias de centros médicos de Argentina entre Noviembre de 1991 y Agosto de 1994, predominaron los sujetos mayores de 65 años. (6)



En la literatura revisada, la proporción de hombres siempre fue superior al 40%, llegando a más del 60% en el RICVAL y el estudio del hospital de Caldas. (7)



En numerosos estudios publicados la incidencia de la enfermedad coronaria es más frecuente en los hombres, siendo la razón con respecto a las mujeres de 2:1 o más. (8)



Estudios realizados en otros países han demostrado que la prevalencia ajustada por edad es mayor en hombres que en mujeres en todos los grupos de edades.



Valladares Carvajal en un estudio realizado con 108 pacientes hospitalizados por infarto agudo del miocardio (IMA) en el servicio de terapia intensiva del hospital "Dr. Gustavo Aldereguía Lima" plantea que el 79.7% de los pacientes eran de sexo masculino contra 61.8% del sexo femenino, la edad (87.5%) de los pacientes estaban en el grupo de los 60 años y 63.3% en el grupo de los de más 60 años. (9)



Tabla # 2. Distribución de los pacientes con Infarto agudo del miocardio según factores de riesgo coronario.



Factores de riesgo Nº %



- Hipertensión arterial 28 40.0

- Hábito de fumar 18 25.7

- Dislipidemias 12 17.1

- AF familiares de CI 12 17.1

- Stress 9 12.8

- Obesidad abdominal 8 11.4

- Diabetes mellitus 4 5.7



N=70



AF: Antecedentes familiares.

CI: cardiopatía isquémica.



Fuente: Encuesta. *Un paciente pudo tener uno o más factores de riesgo



De los factores de riesgo analizados en la tabla # 2, los más frecuentes en este grupo de pacientes fueron la hipertensión arterial, hábito de fumar y las dislipidemias, con un 40.0, 25.7 y 17.1% respectivamente.



Lo que pudiera estar condicionado en el presente estudio por los hábitos y estilos de vida, medio social donde se desenvuelven, hábitos higiénico-dietéticos inadecuados, pobre cultura sanitaria acerca del control de factores de riesgo coronario como la dislipidemia, obesidad, hábito de fumar, estrés; enfermedades crónicas no trasmisibles como la diabetes mellitus e hipertensión arterial, lo cual puede obedecer a la poca propaganda que se le brinda por los medios de difusión en contraposición a la amplia propaganda que llama a la ingestión de bebidas alcohólicas, consumo de cigarrillos, dietas ricas en grasas y carbohidratos etcétera, a las limitaciones para la realización de estudios clínicos y paraclínicos que permitan la pesquisa activa e identificación de patologías o factores de riesgo en la población por el carácter mercantilista y puramente curativo de la medicina privada o semiprivada que aunque en una menor proporción por la existencia en estos momentos de la misión médica cubana, paralela a este sistema de salud, brindando atención a la población de menos recursos económicos, pero aún existe.



Un meta-análisis publicado en España, de 48 trabajos en conjunto, y que incluyó a 130 945 pacientes con cardiopatía isquémica encontró una incidencia del 66,7% de hipertensión arterial. (9)



En 6775 pacientes hipertensos, procedentes de las 17 Comunidades Autónomas de España, se calculó el riesgo de padecer un accidente coronario en los siguientes 10 años y detectaron un descenso del riesgo de accidente coronario, secundario al control de la presión arterial y este descenso fue estadísticamente significativo. (10)



El estudio Minnesota Business Men demostró que el tabaco resultaba un fuerte predictor de enfermedad coronaria, por ser responsable del 64% de los casos de infarto agudo de miocardio (IMA) y muerte súbita en hombres fumadores. (11)



En una cohorte de 9.000 habitantes en Shangai se detectó que el 60% de los hombres fumaban, siendo este hábito el responsable del 20% de las muertes de causa cardiovascular durante un seguimiento de 16 años. (12)



En el estudio Lipid Research Clinics, la reducción de la incidencia de enfermedad coronaria se produjo, al reducir el colesterol total y LDL-colesterol. El estudio de Helsinki fue uno de los primeros en enfatizar la importancia de conocer todo el perfil completo de los lípidos y las lipoproteínas, en términos de evaluar el riesgo, así como también las estrategias del tratamiento; así mismo, este estudio señaló los papeles del HDL–colesterol y de los triglicéridos y enfatizó la importancia de considerarlos conjuntamente con el LDL–colesterol y con otros factores de riesgo. (11)



El antecedente patológico familiar de enfermedad cardiovascular se encontró solo en el 17.1% de los casos, lo que pudiera en esta investigación, tratarse de un subregistro sobre el que creemos que incidió el desconocimiento y el nivel cultural de los pacientes, ya que en la literatura revisada se ha demostrado la relación directa entre la cardiopatía isquémica y la historia familiar de enfermedad coronaria. (12)



En estudios realizados se encontró que en los pacientes de edad avanzada el antecedente de un familiar con enfermedad coronaria incrementa el riesgo en un 36% más, y de dos familiares lo eleva a dos veces y media más. Estos datos resultaron significativos luego de ajustar a edad, sexo, clase social, ejercicio, años de educación, hipercolesterolemia, hipertensión arterial, tabaquismo e índice de cintura-cadera. (13)



El stress estuvo presente en el 12.8% de los casos, lo que no coincide con los resultados encontrados en la literatura revisada donde se encuentran resultados superiores, a pesar de existir factores de riesgo social y económicos que pueden generar situaciones estresantes en la población estudiada.



En estudios realizados el 50% de los pacientes presentaban trastornos psicológicos, como depresión, por pérdidas familiares recientes o stress, o ansiedad por situaciones de trabajo o deudas. Ya desde el siglo XIX, Osler apuntaba la relación entre "la enfermedad de las arterias y las preocupaciones y cargas de la vida moderna”.



De los datos aportados por los estudios epidemiológicos de los últimos 40 años se desprende que la ansiedad y la depresión se relacionan con el riesgo de sufrir cardiopatía isquémica en más del 50%.(13)



Un estudio publicado en la revista Circulation en 1995 detectó que el 66% de pacientes con infarto agudo de miocardio (IMA) tenían alguna clase de desorden mental, principalmente depresión o ansiedad. (14)

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