lunes, 17 de agosto de 2009

Quemaduras. Revision Bibliografica.1

Quemaduras. Revisión Bibliográfica.



Dra. Heizel Escobar Vega. MsC en Urgencias Médicas en la Atención Primaria de Salud. Especialista Primer Grado en Cirugía Plástica y Quemados. Instructor. Ciudad de la Habana. Cuba.

Dr. Alexey Expósito Jalturin. Especialista Primer Grado en MGI. Residente 4º Año Cirugía Plástica y Quemados. Instructor. Ciudad de la Habana. Cuba.

Dr. Francisco Vargas La O. Especialista de Primer Grado en Cirugía General-Asistente

Dr. Raúl Vega Matos. MsC. Toxicología Clínica. Especialista de Segundo Grado en Medicina Intensiva y Emergencias.



Misión Barrio Adentro. República Bolivariana de Venezuela. Clínica Popular Simón Bolívar. Estado Carabobo.





Resumen



Las quemaduras constituyen uno de los traumas más severos al que puede ser sometido el ser humano, no solo por las alteraciones sistémicas que se producen, su alto costo y la extensa estadía hospitalaria, sino por las alteraciones psicológicas y las graves secuelas que quedan posterior a su tratamiento, que hacen a veces imposible la reinserción de estos pacientes a la sociedad. No se trata por tanto, de un traumatismo frecuente en el contexto del número total de pacientes críticos o de enfermos politraumatizados. Sin embargo, su importancia viene condicionada por las características de la población afectada, con frecuencia pacientes en edad productiva; la necesidad de una hospitalización prolongada; el desarrollo de limitaciones funcionales y estéticas muy graves, así como importantes problemas psicológicos; la necesidad de una larga rehabilitación tras el trauma; el elevado costo de su tratamiento, y la posibilidad de reducir, de forma importante, la mortalidad y de mejorar la calidad de vida de estos pacientes si se lleva a cabo el tratamiento apropiado en un centro especializado. Los pacientes quemados durante mucho tiempo no han recibido la atención necesaria, por su elevada mortalidad y por las graves deformidades que presentaban los supervivientes. Actualmente aunque ha aumentado su supervivencia y muchas secuelas pueden corregirse, las complicaciones, su morbilidad y mortalidad siguen siendo elevadas.



Desarrollo



Cuando el hombre controló el fuego, hace más de 7.000 años, supuso la apertura del camino hacia la civilización, pero también significó el inicio de las quemaduras, las cuales han sido ampliamente estudiadas y tratadas con diversos métodos desde tiempos inmemoriales. (1)



La quemadura es una pérdida de sustancia de la superficie corporal, por coagulación, destrucción de la piel y del tejido subcutáneo, ocasionada por alteraciones térmicas que comprenden el calor, el frío, los agentes químicos, la electricidad y las radiaciones. (2,3)



Las injurias térmicas, posiblemente sean tan antiguas como el descubrimiento del fuego. Aún más, los ríos de lava volcánica o los incendios forestales producidos por rayos o los rayos mismos, pudieron ser responsables de quemaduras mucho antes del dominio del fuego por el hombre. Miles de años antes de nuestra era, los apósitos de material vegetal o animal y los ritos mágicos-religiosos dominaron el acto médico antiguo. El tratamiento de las quemaduras se limitaba a la aplicación tópica de diferentes tipos de emplastos, remoción de cuerpos extraños, protección de las heridas con materiales limpios e invocaciones a deidades curativas. (4)



El médico egipcio Imhotep utilizó miel de abeja para curar heridas hace unos 5000 años. Por su parte las culturas indoeuropeas, la griega, la egipcia y las orientales, cada una en su contexto geográfico e histórico, utilizaron la leche de cabra, la leche materna humana, apósitos de papiro, caucho y grasas animales. (4)



Hipócrates, hacia el año 430 a.C., preconizó en sus escritos médicos los objetivos principales del tratamiento de las quemaduras, muchos de los cuales, aún mantienen vigencia. (4)

Aristóteles, mostró interés en la patogenia de las quemaduras al referirse a una observación sobre la etiología de éstas. Explicó que aquellas quemaduras causadas por metales fundidos, cicatrizaban más rápidamente que por otras causas (termocauterización). En el Siglo I, los romanos recomendaban cirugía reconstructiva para liberar bridas pos quemaduras. Pablo de Egina, en el año 700 d.C., en sus escritos de franca influencia greco-romana, recomendó preparaciones emolientes con ingredientes vegetales y metálicos para tratar las quemaduras. Rhazés y Avicena, quienes representaron los criterios médicos prevalecientes en el mundo árabe en los siglos IX y X, recomendaron la aplicación tópica de sustancias refrigerantes que sin duda tenían propiedades analgésicas. (4)



Giovanni de Vigo, cirujano del Papa Julio II, en 1514 describió el controversial fenómeno de toxinas presentes en las quemaduras por pólvora. Según datos consignados y recogidos de algunos escritos, parece ser que las quemaduras ocurrían con mayor frecuencia por el manejo poco hábil de la pólvora que por el ataque del enemigo. (4,5)



En 1596 William Clowes publicó su libro "A Profitable and Necessary Book of Observations". Fue el primer libro dedicado con exclusividad al tratamiento de las quemaduras. Este libro, presentado en forma de series de casos, describe el tratamiento de las lesiones que consistía esencialmente en el empleo de las pomadas recomendadas por Ambrosio Paré, quien a su vez la había tomado de fuentes de origen greco romanas. (4,5)



En 1607 el médico suizo Fabricius Hildamus de Basel publicó su libro De Combustionibus en que reconoce tres grados de profundidad en las quemaduras. En 1797 se publica el libro An Essay on Burns (Estudio de Quemaduras) escrito por Edward Kentish, en su época fue el libro más popular sobre el tema. En 1799, Earle señaló el empleo de hielo triturado y agua helada para tratar las quemaduras. Earle sostenía que el hielo era buen analgésico y evitaba el edema local. (4,5)



En el siglo XVIII, se insiste en la suplementación dietética a los pacientes a fin de acelerar la convalecencia. En 1832 el Barón Guilleune Dupuytren, cirujano parisino, clasificó las lesiones por quemaduras en seis grados de profundidad. Syme en 1833 se convierte en director del primer hospital para quemados de la historia que aún hoy, está de pie en la ciudad de Edimburgo. En ese mismo año el cirujano militar escocés Sir George Bellingal describió la evolución clínica natural de las quemaduras, todavía hoy nos asombramos de la exactitud con que relató estos eventos. En relación a la muerte temprana, en las primeras 72 horas (muerte por shock hipovolémico irreversible) afirmaba: «El quemado sucumbe por causas que no podemos explicar.» Cuando la muerte ocurría entre los primeros 10 a 12 días reconoció que éstas tenían «carácter febril.» Hoy sabemos que esta muerte sucede por sepsis y fallo multiorgánico. Cuando se refirió a la muerte tardía, aquella que sucede entre la tercera y sexta semana postquemadura, Bellingal afirmaba: «...los enfermos perecen en un estado de debilidad, agotados por la pérdida profusa de materia (masa corporal) y por una extensa superficie supurada.» Este fenómeno corresponde a lo que hoy conocemos como respuesta Hipermetabólica al trauma, catabolismo, desnutrición y sepsis. (3,4)

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